miércoles, abril 19, 2006

FESTIVAL INTERNACIONAL DE PANAMÁ 2006

Diario La Prensa. 24 de marzo de 2006

Teatro con letras de mujer
El próximo miércoles el Teatro Nacional se encenderá con el II Festival Internacional de Artes Escénicas, en el que participarán alrededor de ocho países hispanoamericanos. Entre las obras a presentarse, dos llevan el sello femenino.

De entre las obras que participan la próxima semana del II Festival Internacional de Artes Escénicas (Teatro Nacional, del 29 de marzo al 4 de abril), hay una que surge a partir de los universos del poeta francés Charles Baudelaire.
No se trata de una adaptación, sino de un espectáculo teatral que brotó de los poemarios Las flores del mal y El spleen de París. Tampoco se trata de un montaje que viene de Francia. Es argentino y está protagonizado y codirigido por las actrices Fernanda García Lao y Gabriela Luján.
Se llama La amante de Baudelaire vestida de terciopelo y está programada para el sábado 1 de abril a las 8:00 p.m.
Su trama presenta a una cantante abandonada en el momento que es salvada de una situación extrema por una mujer que le da refugio y que termina convirtiéndose en su asistente, cómplice y mensajera amorosa. Durante los 60 minutos de duración, en la pieza convergen diferentes géneros teatrales, entre ellos el musical, la comedia y el drama.
La obra se estrenó en octubre de 2004 en la sala No Avestruz de la ciudad de Buenos Aires. En junio de 2005 pasó -con modificaciones en la escenografía, las luces y la actuación- al Abasto Social Club, uno de los escenarios importantes del teatro under de la capital argentina; y en octubre se presentó en el Festival Iberoamericano de Teatro “Cumbre de las Américas”, realizado en la ciudad de Mar del Plata, donde sus dos intérpretes recibieron el premio a Mejor Actriz Protagónica.
Entretelones
Según explica Fernanda García Lao -también responsable de la dramaturgia de La amante de Baudelaire-, la génesis del proyecto viene de mucho antes. Data del 2002, mientras dirigía otra obra de su autoría, Ser el amo, “y uno de los actores tenía dificultad para crear el imaginario de su personaje, por lo que le sugerí que leyera Las flores del mal. Entonces, yo misma y no el actor, quedé extasiada con la relectura de Baudelaire y así anduve con el libro por toda la ciudad, diciendo los poemas primero y cantándolos después. Le puse música a una veintena y cuando terminé con Las flores seguí con El spleen de París”.
El impulso de llevar los universos de Baudelaire al escenario fue primeramente musical. “Ya había grabado los temas cuando empecé a improvisar, en un estadio anterior a la llegada de Gabriela. En aquel trabajo previo se habían sentado las bases del lineamiento poético y la creación de dos criaturas, así como algunas hipótesis argumentales”, señala. Se refiere a Hipólita, la cantante y diva errante, abandonada por su amante y su orquesta; y Ágata, su asistente realista y morbosa, quien descubre un mundo diferente a partir del encuentro.
Este último personaje es el que interpreta Gabriela Luján, que comparte el crédito de directora con García Lao por su aporte sustancial en la concreción de la obra y su mutación a través del tiempo y el espacio. Pese a que fue convocada para el proyecto en febrero de 2004, “el universo no se completó hasta la irrupción de Gabriela. Comenzamos a improvisar y a partir del material vivido en escena construí la dramaturgia, intentando ser fiel al universo ‘baudeleriano’ y a la música que ya estaba producida. Pero la actuación y la química que logramos desde el primer ensayo, fue fundamental en la creación de lo que hoy es La amante de Baudelaire”, agrega la autora.
Crónica de viaje
Por su parte, Luján cree que esa conexión especial entre ellas tiene que ver con “cierta mirada corrosiva de las cosas” que comparten con humor y les permite entrar en situaciones delirantes y altamente creativas. “Basta con que una tire una imagen, un comentario o una palabra, que ya está la otra tomándola para asociarla con otras mil; y así hasta que nos duele la panza de tanto reírnos. Básicamente, es un ejercicio de improvisación constante de donde podemos sacar material para este y otros tantos proyectos”, acota.
De los chispazos durante ensayos, la energía derivó en algo más contundente al subir a escenario. “La pasamos de maravilla actuando juntas. A mí me encanta el trabajo de Fernanda y disfruto mucho teniéndola de compañera. Nos apoyamos en cada gesto, cada movimiento, sabiendo que el brillo de una es el brillo de la otra. Mientras hacemos la obra estamos muy pendientes de lo que le está pasando a la otra y es muy estimulante trabajar en equipo”, agrega.
Además, señala Gabriela Luján que el goce es por partida doble, ya que disfruta también muchos aspectos estéticos de la pieza que la hacen diferente de sus anteriores experiencias teatrales. “Me encanta visualmente, cómo está contada, la combinación del canto dentro de la narrativa de la obra, el tratamiento de los diferentes espacios por donde transcurre la historia -una estación de tren, una pensión, la playa, un tren, un campo y un geriátrico- a partir de las actuaciones y de muy pocos objetos. Es una obra que se sostiene mucho en las interpretaciones, eso es lo interesante y lo peligroso al mismo tiempo. Es una obra generosa”.
Ambas actrices piensan en futuros montajes en conjunto, aunque confiesan que, en un principio, solo se unieron para crear la obra con la que ahora llegan a Panamá. Se conocen desde hace unos cuatro años por amigas en común; pero no descubrieron esa combustión espontánea entre ellas hasta que improvisaron juntas. De la buena química, el respeto y la confianza, decidieron seguir trabajando como un grupo: El beso y la mordedura, nombre que, casualmente, tomaron de un verso de Canción de siesta, de Charles Baudelaire.
De momento, lo único que se perfila en el panorama es reestrenar la obra en Buenos Aires este año. “No estamos ensayando otro espectáculo porque sentimos que aún La amante de Baudelaire no ha cumplido su ciclo. Después veremos”, concluye Fernanda García Lao.
Roberto Quintero

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